Capítulo 36: Somnoliencia

A Hermione le pareció que acababa de dormirse cuando escuchó los golpes en la puerta. Aún aturdida por el sueño, se levantó un poco mareada. Desde que había llegado a la vida de Amy, no había dormido demasiado bien. ¿Era acaso que nunca podría disfrutar de una buena noche de sueño sin interrupciones?

Tambaleante, se vistió con unos vaqueros y una playera holgada de un equipo de Baseball sobre la pijama. Estaba tan dormida que no se percató de que trataba de ponerse la playera de un modo equivocado.

Se acercó a abrir a la puerta. Con la cadena puesta, la abrió unos segundos para ver quien era.

¿Lavender Brown?

-¿Sí?- preguntó Hermione, aún insegura de haber despertado del todo.
-Hola Amy. ¿Puedo pasar?-
-¿Para qué?-

Lavender frunció el entrecejo.

-¿Estás enfadada conmigo, o algo así?-
-No, no. Sólo algo dormida. Pasa.-

Cerró la puerta, corrió la cadena y luego abrió la puerta de nuevo para que Lavender pudiera pasar. Lavender atravesó el umbral y entró en la casa con tanta familiaridad que parecía en su casa. Se sentó en uno de los sillones de la poco amueblada sala-comedor. Hermione la siguió, con el sueño pesandole en los ojos.

-No te ves nada bien, Amy.-
-No he dormido demasiado bien.-
-Sí, claro. Me imagino. Me enteré de lo de Max.-

El cerebro de Hermione trabajó tan aprisa como podía. Sólo dos personas sabían de Max. Desgraciadamente para ella, ambas eran mujeres.

-Oh, sí, Max.-

Lavender la miró justo a los ojos.

-¿Segura que estás bien?-
-Sólo me falta dormir, es todo.-
-Es como si no fueras tú.-

Hermione bufó ante la ironía.

-Digamos... que no me siento como Amy en estos momentos.--