Luis realmente estaba arriesgando el pellejo. Y no podìa pensar otra cosa mientras veìa la carretera extenderse a sus pies... O mas bien... a los pies del Toyota negro que conducìa.
El auto no era suyo. Lo habìa tomado "prestado" del garage de un amigo de la familia que estaba de viaje por ahora. Sus padres creìan que habìa ido a quedarse con un amigo "por un par de dìas".
Tampoco temìa exactamente lo que hubiera podido llamarse una "licencia". Tenìa una que pertenecìa a un primo... Despuès de todo, siempre les habìan dicho que... "eran igualitos"... ojalà la policìa no opinara diferente.
Sabìa manejar bastante bien, aunque nunca habìa conducido en carretera. Le costaba un poco tratar de no cometer ni un sòlo error.
No podìa darse el lujo de ello. Si lo atrapaban. Terminaba el juego, y perdìa a Amy.
De pronto, un remordimiento atacò su conciencia "¡¿Pero què estaba haciendo?!" Esto no era una misiòn imposible, era un acto suicida.
Pero amy lo valìa.
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